El Claro de Laguna #Naviblogger

21 de diciembre de 2015

¡Hola! Siento haber estado desaparecida pero los exámenes me han tenido retenida casi hasta última hora. Espero que os guste este relato que he escrito para la iniciativa de Naviblogger (¡Ya es la segunda edición!). Lo he escrito a última hora por problemas de tiempo pero lleva lo que para mi es el regalo perfecto aunque contado de una manera distinta. 
LISTA DE PARTICIPANTES

***
- Zaína, ¿te importaría parar de una vez con el báculo? –una joven se levantó y cruzó los brazos para ponerse frente a su compañera.
- No. –contestó ella sin mirarla siquiera y apuntando a la pequeña laguna con el bastón.

El viento creó ondulaciones en la laguna y la joven dejó quieto el báculo durante unos instantes. Resopló y miró a su compañera.

- ¿Te diviertes? –preguntó sacudiendo sus manos contra los pantalones turquesas y luego se levantó de la roca para acercarse a un pequeño árbol que había colina arriba.
- Sí. –la joven cogió el báculo y se apoyó en él-. No veo que te entretiene de ese mundo. No paras de pasar imágenes de distintos lugares pero todos son del mismo planeta.
- Tú te limitas a tu vigilancia diaria, yo quiero aprender. No me quiero limitar a mirar en la Laguna y ver mundos, uno tras otro, buscando catástrofes. –dijo Zaína mientras recogía algunas bayas con forma de luna- ¿Quieres? ¿No? Bueno, da igual. –se comió varias bayas mientras las imágenes de la laguna iban cambiando entre distintos mundos- Quiero aprender de ese lugar, quiero saber de sus gentes, ¿no sería más fácil ayudarles si supiéramos como son o cuáles son sus necesidades?
- No lo creo. –respondió la otra joven secamente mientras ampliaba la imagen de una revuelta entre seres de extrañas proporciones y formas- Registra eso. –dijo con voz pausada al ser fantasmagórico que estaba en la orilla de la Laguna.

La otra joven saltó hacia adelante y cayó en la orilla de la Laguna. Sumergió la mano en las aguas y la imagen se cortó y las aguas se volvieron de un tono azul celeste. Miró a su compañera y torció los labios en una broma sutil.

- Naille, déjame mostrarte algo. –se levantó y se hizo con el báculo antes de que su compañera se lo impidiese-. Pero antes, ¿recuerdas qué es la Navidad de los humanos?
- La Navidad de los humanos es la celebración de uno de los acontecimientos no registrados por nuestra raza y de cuya existencia hay pruebas extrañas y confusas. Eso se da en primero de historia de la vía láctea. 
- No, no, no. –se acercó a su compañera y le dio golpecitos en el corazón-. No me refiero a su historia ni nada por el estilo. La Navidad no mira religiones o cosas extrañas, la Navidad, por lo que yo he observado en esas imágenes que tanto te aburren, es Humanidad.
Naille la miró fijamente y con las cejas alzadas. Un leve viento acarició sus melenas y Zaína se sentó en la roca mientras dirigía el báculo hacia las aguas. Un enorme árbol adornado por luces coloridas y coronado por una estrella apareció en la superficie lisa del agua. Familias, niños, parejas, humanos iban de un lado a otro.
- La Navidad es el momento en que suelen acordarse de ser humanos, de sus familias y por una vez la balanza se inclina hacia los actos justos.
- Pero solo en una pequeña parte de ese planeta, Zaína. Los humanos no han sido ni serán nunca justos. –las palabras de la joven se vieron arrastradas por un deje de seriedad.
- Sólo ves la maldad en las acciones de alguien. Puede que se estén olvidando de ciertas cosas que van ligadas a los derechos de su raza que tanto te ha enseñado Maese Hersen, pero es el momento en el que están de frente a sus mejores posibilidades. –Zaína hizo aspavientos y la imagen de la laguna dio paso a la imagen de una familia que compraba en un supermercado-. Imagina, por un momento, que uno de esos humanos continúa el camino hacia esas posibilidades. Y luego otro, y otro. ¿No crees que vale la pena hacerles ver la esperanza?

La otra joven negó y se recostó contra la roca dispuesta a aburrirse durante un buen rato.

- Vale. Visto que esto no te interesa voy a pasar directamente a una pregunta que me ronda desde hace unos días –miró a la Laguna y cambió la imagen por la de varios amigos en una tienda de discos-. ¿Qué criterio siguen? –preguntó mientras observaba como los chicos elegían entre varios discos.
- ¿Criterio para qué?
Zaína movió el báculo y la imagen volvió a cambiar. Unas mujeres estaban en una sección de juguetes infantiles dilucidando entre una esperpéntica ‘barbie’ y un coche teledirigido.
- ¿Cuál es el regalo perfecto? –continuó la joven sin percatarse siquiera de la presencia de su compañera-. Es decir, me refiero, ¿qué es lo que piensan que deben regalar? He observado. Niños, juguetes. Adolescentes, colonias si no lo conocen bien o cosas concretas como videojuegos, libros u otros hobbies. Adultos, cosas aburridas mayormente útiles en la vida diaria. Mayores, no me ha quedado muy claro.
- ¿Has terminado? –Naille bostezó y se escurrió levemente en la silla.
- Pero, yo me fijo en algunas personas. –agito la mano y la imagen pasó a ser la de un joven dibujando un precioso dibujo con algunas figuras manuales a mano en la misma mesa-. Los regalos hechos a mano, esos regalos en los que alguien deja algo de sí mismo, ¿acaso no tienen más valor y mérito? Y aun así, ¿es ese el regalo perfecto?

Naille cerró los ojos y bostezó. Volvió a abrirlos cuando su compañera se levantó y se acercó a la orilla. La imagen se difuminó y mil risas sonaron en el claro, las imágenes se mezclaron entre sí formando una red de gente riendo, cantando, dándose la mano, ayudando a sus congéneres y celebrando las fiestas inminentes. El borde de la laguna se tiñó de matices dorados, verdes y granates. 

- El regalo perfecto. ¿Y si no es material? Y si es, eso, la sonrisa del que recibe el presente, el recuerdo que se forma en la memoria del niño, en el recuerdo que regresa a la chica o el chico que se encuentran perdidos, en la lágrima que cae por la mejilla del abuelo que recibe ese extraño Picasso de su nieto. El regalo perfecto…
- ¿Y si el regalo perfecto es que continuemos nuestro trabajo?
- Qué no, cabezona. No me cortes. –Zaína miró al fantasma de la orilla y le sonrió-. Registra esto. Rápido. –aplaudió rápidamente y vio la sombra de su compañera acercarse.
- ¿Qué tiene que registrar? –preguntó.
- La sonrisa de ese niño, ¿lo ves? –agitó el báculo y la imagen se amplió.
- ¿Por qué?
- Por qué es una catástrofe.

Su compañera la miró confusa.

- Una catástrofe positiva y buena. Esa sonrisa es el regalo perfecto, es el recuerdo anidado en la mente del niño, el recuerdo de la infancia perdida de los padres y la bondad que surge en el corazón de los ojos extraños que pasan cerca y atisban a captarla.
- Sigo sin comprenderlo.

Naille se levantó y se dirigió a la salida del claro situada entre dos árboles de color morado y amarillo respectivamente. 

- Si me disculpas, todavía tengo muchos registros que archivar y que comparar como buena Guardiana que soy. –inclinó la cabeza y se dio la vuelta.
- ¡Naille! –le gritó Zaína.

La joven se detuvo en la salida y giró su cabeza en dirección a su compañera que había dejado el báculo en el suelo y de rodillas sostenía agua entre las manos. 

- Esta sonrisa la registro para que cuando recuerdes a la niña que se divertía jugando conmigo y sonreía de forma similar, cuando te acuerdes de soñar, me regales una sonrisa por Navidad, igual que ese niño. –la joven sonrió ampliamente y sólo recibió una extraña mirada de su compañera que pareció recordar algo y desapareció apresuradamente.

Zaína miró sus manos y vio la imagen de una chiquilla llamada Naille que sonreía con dulzura mientras corría por los campos de las cinco lunas. Sonrió y guardó de nuevo el recuerdo sumergiendo las manos en las aguas. Las imágenes de la navidad humana se sucedieron de nuevo y la joven llevó las manos húmedas a su corazón.

- El regalo perfecto es el recuerdo más olvidado, el recuerdo creado y el recuerdo compartido. El mayor regalo es aquel que hace temblar a la mente y que apunta al corazón, el mayor regalo es una sonrisa y una lágrima, un sueño perdido y otro renovado. El mayor regalo de la Navidad, es la Humanidad.

Y Zaína se quedó allí varias horas, contemplando como los humanos corrían de un lado para otro y los villancicos bailaban en el Claro de Laguna. Su mayor regalo era incumplir sus deberes para contemplar un planeta normal, remoto y con no muy buena reputación entre el resto, su mayor regalo era la esperanza que la Navidad encendía en sus dos corazones.

9 comentarios:

  1. Ay, pero qué cosa más tierna. Me ha parecido original, divertido y muy dulce, como tú. Creo que detrás de esta historia podría haber un mundo por desarrollar, toda una historia sobre los Guardianes, y de verdad me gustaría que te lo pensases. Además, espero que recibas tu regalo perfecto y no dejes de sonreír, porque tu sonrisa también es imborrable. Felicidades, cielo, y gracias una vez más por participar.

    Un frío beso festivo,

    Emily

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias Emily! Me apuntó la idea de los guardianes que ha sido un poco improvisada para desarrollarla en algún momento. Para mi participar en este proyecto (a pesar de que a veces ando desconectada bastante) ya es un regalo ^^
      Un saludo,
      María

      Eliminar
  2. Me ha sorprendido gratamente, no esperaba una reflexión sobre El Regalo perfecto. Me ha gustado mucho, me has hecho parar un momento y recordad que la Humanidad sigue existiendo; por muy mal que estemos, has sabido reflejar algo que todo el mundo ha parecido olvidar: la esperanza.

    Besos,

    Alberto V.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A veces no lo parece pero sigo creyendo que la humanidad tiene esperanza y creo que estas fiestas, dejando de lado los significados religiosos, podrían encaminarnos a un buen camino. ¡Muchísimas gracias!
      Un fuerte abrazo,
      María

      Eliminar
  3. Me ha encantado que tomes el tema de "El regalo perfecto" y lo lleves directamente a tu relato en forma de discusión, y no sólo eso. Cuando pensé que se iba a quedar sólo en reflexionar, le das la vuelta y muestras la historia de los dos personajes, quienes fueron y quienes son. Eso sumado a todos los detalles que has dejado caer sobre su raza nos da una visión completa de lo que ocurre en el relato, y de la propia reflexión.
    Estupendo, de verdad.
    ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. *-* Gracias. Al principio pensé en que quedase como reflexión pero los detalles son de estos que van saliendo según va saliendo la historia y temía que quizá estuviera un poco descolgado y no terminase de ambientarlo lo suficiente ^^ ¡Muchas gracias!
      Un fuerte abrazo,
      María

      Eliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  5. ¡Qué tierno y qué dulce! Tiene un aire como de reflexión y de parábola que me trasmite una sensación muy cercana y cariñosa. Se nota que has puesto mucho trabajo en este relato y que te has preocupado mucho de tratar el tema. Has conseguido un relato muy, no sé, espontáneo, creativo y original. Enhorabuena, María :)

    ¡Un beso y felices fiestas!
    Paco M.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es la primera vez que hago mucho diálogo y la verdad es que me ha gustado aunque temia que me quedase escasa de descripcion. ¡Muchas gracias y felices fiestas!
      María

      Eliminar