Aquí os traigo el relato del proyecto NaviBlogger de Reivindicando Blogger. Os aviso de que es un poco raro y no sé en que pensaba cuando lo escribía pero espero que os guste y ya de paso leáis al resto de participantes que podréis encontrar en el enlace que os acabo de dejar. ¡Feliz Navidad!
La música se mezclaba con el
frío. Las voces de los niños vibraban en el aire y las risas de los adultos
iban de un lugar a otro. Todo aquello era frenético. No comprendía porque la
gente corría de un lado para otro comprando objetos y prendas cómo si se fuera
a terminar el mundo. Pero de todo, lo que más le llamaba la atención era que
los envolvían en papeles de colores. En un momento dado había visto a un niño
abrir un paquete y poner cara de sorpresa. No terminaba de comprender por qué
en aquel momento y porque se emocionaba por algo que posiblemente no volvería a
usar.
Hacía casi un año que había
llegado a la Tierra y le estaba fascinando aquella mezcla de colores y luces
llamada Navidad. Lo que no entendía era la excusa para hacer la fiesta ni
tampoco que las familias necesitasen esas fechas puestas para ser empujadas a
visitar a su querida familia. Ella siempre había visitado a su familia en su
planeta natal en cuanto había podido. Nunca había necesitado excusa. Para ella
ver a los humanos así era cómo alguien que necesita un permiso especial para
poder visitar un lugar.
Aunque su misión no implicaba
divertirse o socializar con los humanos ella lo estaba haciendo. Caminaba entre
las casetas observando los artículos hechos a mano y observando a niños pedir a
sus padres, chicos y chicas parados en los puestos, actuaciones en la calle y
por un breve instante, cuando paso un grupo de humanos disfrazados de elfos,
pensó que los humanos eran tontos. Tenían delante la clave de la felicidad, sabían
crear sonrisas en los niños, sabían hacer magia a través de sus inventos, y sin
embargo seguían haciendo daño al otro, tal y como había leído en sus libros de
historia terrestre, mientras celebraban el supuesto aniversario del supuesto
nacimiento de un supuesto niño que supuestamente había salvado a la humanidad
siendo asesinado.
No entendía porque los humanos
creían que la violencia les traería la paz. Ni porque celebraban la paz
mientras a las espaldas su propia gente se moría de hambre. En una ocasión, al
pasar al lado de una familia con varios niños cuando iba a comprar comida al
lugar en el que la vendían, les había oído quejarse de los precios y de que la
navidad era un gasto enorme para ellos, y todo mientras llenaban un carro con
productos prescindibles que a ella, aunque podía perfectamente, no se le
ocurriría comprar ya que eran totalmente innecesarios para una dieta que le
permitiese lograr el equilibrio de su salud física.
No entendía a los humanos. Le
parecía bonito ver a los niños reír y verlos corretear ilusionados por los
regalos pero le parecía ilógico que los padres, que tanto se empeñaban en
enseñar a sus hijos a no decir mentiras, le mintiesen desde bebés de una forma
tan descarada sobre tres señores de distintas nacionalidades que no tenían más
cosas que hacer que vestirse de reyes y recorrer el planeta en una sola noche
dejando, de forma gratuita, objetos que los niños utilizaban para jugar. Luego,
le parecía también increíble que se hubiesen sacado a otro hombre vestido de
rojo de una leyenda o de algún libro o a saberse de donde y lo utilizasen tanto
como recurso infantil para regalar y recibir como para vender y ganar dinero ya
que los tres señores magos no eran una buena imagen para lo comercial.
Si sabía todo aquello es porque debía
conocer cada acción de los humanos, sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Y
en aquellas fechas, su punto débil parecía el dinero y las ganas de recibir que
ganaban a las de dar.
Siguió caminando hasta ver un
trozo de banco libre. Se sentó y activo la cámara de su gorro. Solía hacerlo
frecuentemente para que los suyos pudieran tener también información visual. Su
supervisor, dos días antes, cuando hablo con el en la rueda de conocimiento le
pregunto porque los humanos parecían no trabajar y parecían estar en aquellos
momentos de fiesta. Para los suyos una fiesta de más de un día era un auténtico
caos. Había vacaciones, claro que sí, pero en ellas no se consumían o vendían
cosas que resultarían inútiles en la vida cotidiana.
Vio pasar a dos chicas jóvenes
con sombreros rojos del señor barrigón de traje rojo que tanto vendía. Torció
el gesto y negó con la cabeza. No sabía siquiera porque se molestaba en
observar a los humanos. Estaba deseando volver a la nave y perderlos de vista.
En la mayoría de las ocasiones le parecían seres absurdos que parecían vivir en
una nube en vez de en la realidad en la que se peleaban y luego cerraban los
ojos frente a las súplicas de sus congéneres.
Le gustaba la felicidad que
desprendían aquellas fiestas pero no veía normal que fuesen fiestas exclusivas
celebrando historias absurdas y sin utilidad. Tras todo lo que había visto su
misión tenía un veredicto.
Se levanto y se dirigió a un
edificio en el que entro y se coló en el ascensor hasta el último piso. Allí
fue a las escaleras y subió a la azotea. Activó el auricular que llevaba en la
oreja y miró el juego de luces que se extendía frente a ella. A la gente
comiendo y a niños tirando su comida. A madres comprándoles más comida y a
otros personajes comprando cosas sin parar que seguramente luego olvidarían en
un lugar de la casa. Miró al horizonte y se ajustó las gafas que llevaba encima
del gorro. Amplio el campo de visión a miles de kilómetros. Vio bombas, vio
muerte, vio hambre, vio un mundo distinto. No había equilibrio. Miró de nuevo debajo de ella y vio indiferencia. Vio
felicidad comprada. Vio en un callejón a un ladrón empujando a una señora. Vio
a un hombre levantarle la mano a una mujer. Pero entre todo lo que vio, no vio
amor al completo, no vio equilibrio.
- - Lo siento. –murmuró para quienes no tuvieran que
ver en la maldad humana.
Sintió el dolor de tener que
hacer pagar a los pocos que podían haber equilibrado a los humanos. Oyó en el
auricular una voz. Se quedó un momento en silencio y sin que le temblase la voz
cumplió su primera misión.
- - Mi dictamen es, los humanos han de ser
erradicados. –oyó el silbido de la nube que escapaba de la invisible nave que
era su hogar y vió cómo empezaba a llover.
Aquella era la última Navidad
humana. Cerró los ojos y sintió el agua empaparle la cara. Para ella era solo
eso, agua. Para los humanos era el fin del mundo. Con ironía pensó en los que
compraban de forma compulsiva como si así fuera. Por fin esa acción humana tenía
una excusa. No le gustaba haber hecho aquello pero se convenció de que así la
Tierra prosperaría.
Cuando los humanos empezaron a
caer de forma indolora ella desapareció cómo un fogonazo en medio de la noche y
de todas aquellas luces que ya no tenían ningún sentido. Pronto bajarían las
patrullas de limpieza de la otra nave que esperaba y el planeta volvería a ser
puro.
La nave en la que apareció la
joven era cómo un planeta vivo. En el exterior había escritas unas palabras.
LOS JUECES. EL JUICIO FINAL HA LLEGADO.
Si tan siquiera, los humanos
hubieran mantenido el equilibrio y hubieran buscado juntos en las estrellas y
no se hubieran dedicado, unos a mirar en el cielo, otros a inventar dioses,
otros a bombardear pueblos, otros a mirar a otro lado, si tan siquiera se
hubieran molestado en ser humanos, podrían haber evitado que ella junto con
otros cuantos jueces hubieran bajado a la Tierra y los hubieran observado. Su
dictamen no había soltado el agua. Simplemente se había unido a la mayoría de
dictámenes del resto de jueces pues era aquel día, irónicamente para la humanidad,
en que había sido fijado su juicio. El día que celebraban un supuesto
nacimiento y gastaban sus ahorros en copiosas cenas y fabulosos regalos era el
día en el que miraron por última vez las estrellas que podrían haber explorado
más si hubieran estado verdaderamente unidos y no separados por motivos. La
Navidad, marcaba las diferencias, incluso dentro de la propia sociedad
consumista, entre humanos que habían quedado atrás en el progreso y humanos que
podían seguir el ritmo.
La nave de los jueces partió en
la noche dejando atrás un planeta cuyas luminosas luces de occidente se
apagaban quedando igual de oscuras que en el hemisferio sur del planeta. A
partir de aquel instante la Navidad no había dado paso a un nuevo año, había
dado paso a una nueva era sin humanos y con una Tierra que resurgiría bañada
únicamente de la natural luz del sol. Navidad ahora era el verdadero nacimiento
del planeta aunque se hubiera tenido que eliminar a los humanos por igual.
Muchos escritos de diversos individuos del universo criticaron la falta de
piedad de los jueces, como otras tantas veces en otras civilizaciones juzgadas
y sentenciadas negativamente por ellos, en muchos quedó escrito que no era
justo el castigo. Pero todo lo que ocurrió a partir de la Navidad de la Tierra
y que levanto algo que llevaba tiempo dormido en las civilizaciones del
universo contra los jueces es otra historia en otro lugar y en otros momentos.
Me ha encantado este relato. No sé si soy capaz de definir lo bien que me parece la forma de orientarlo, la perspectiva ajena a nuestra cultura para hacer crítica de lo bueno, y especialmente de lo malo que llevamos en nosotros. Mucha calidad. Espero pasarme más por aquí.
ResponderEliminarUn loco saludo.
Muchas gracias, la verdad es que quería recalcar las cosas que pueden llegar a parecer absurdas y empecé a escribirlas y al final me quede con este relato. Muchas gracias de nuevo y espero seguir mejorando por que puedo hacerlo mejor :)
EliminarUn fuerte abrazo,
María
Me ha gustado mucho, si. Le has dado un enfoque muy original, la verdad. Coincido totalmenmte con el tito Loco Cosmico en que el relato huele a calidad, y en que deberia pasarme a leerte mas a menudo.
ResponderEliminarBesotes y Abrazotes (y felices fiestas).
El Coco. ;D
Me estais alegrando el día ^^ En cuanto pueda subiré más a menudo algún que otro relato. Muchas gracias :)
EliminarUn fuerte abrazo
Me he quedado encantada con el relato, la verdad. Ha sido muy dulce al principio y de golpe se vuelve ya totalmente cruel. No sé, yo no habría matado a la humanidad, pero tampoco soy quien para analizar la decision de los jueces
ResponderEliminarUn besín y felices fiestas :D
Yo tampoco, pero quería reflejar que los jueces tienen en ese punto un parecido con la humanidad. Juzgan a varios y condenan a todos.
EliminarMuchas gracias y un fuerte abrazo,
María
Ha sido impresionante, María, sinceramente impresionante. Para empezar, ha sido una idea muy original, jamás se me habría ocurrido, y me ha enamorado. Además, lo has redactado tan bien y me has hecho meterme tanto en la historia que cuando me he dado cuenta de por dónde iban los tiros no ha habido vuelta atrás. Impresionante, de verdad. Ya sé que me repito, pero no se me ocurre una palabra mejor. Te doy matrícula en originalidad y creatividad, y me he enamorado completamente del nuevo significado de la Navidad. Mi más sincera enhorabuena.
ResponderEliminarUn frío beso navideño,
Emily
Muchas gracias *-* Vuestros comentarios me animan mucho, suelo hacer cosas raras cuando escribo y a veces tengo la sensación de que me paso a la hora de inventar, como he leído hoy en un artículo, recurro mucho a meter unicornios donde no debería haberlos y eso me da bastante inseguridad. Pero supongo que a base de escribir controlaré más mi forma de escribir. Estoy deseando terminar de leer el resto de relatos por que para versar sobre el mismo tema cada uno hemos hecho cosas bien distintas :P
EliminarUn fuerte abrazo agradecido,
María
María, si algo no tienes que hacer es criticar a tu relato, sobretodo antes de que el lector empiece a leer. Es fantástico, ¡no digas que es raro!
ResponderEliminarUn poco cruel el individuo y los jueces, ¿no crees?
Sin embargo, me he fijado en una de tus respuestas en los comentarios: Juzgan a varios y condenan a todos. Totalmente de acuerdo, pero si no hubiera leído de tus palabras más tarde, no me hace entender eso el texto en un principio. Ha sido algo contradictorio.
Sin embargo, una forma muy original de dar a conocer tu punto de vista sobre la Navidad.
Enhorabuena, un beso, ¡y nos leemos!
JJ.
Muchas gracias, me apunto tus consejos porque me sirven se mucho. Muchas gracias e intentare que el proximo texto se entienda la contradiccion.
EliminarUn fuerte abrazo,
Maria
María, tu relato me ha encantado, le has dado un enfoque único y el final ha sido como si nos dejaras con el camelo en boca. Me gustó mucho :)
ResponderEliminarUn besito
Angie
Muchísimas gracias ^^
EliminarUn fuerte abrazo,
María